2º eso: T.1.1: Experiencias humanas y cristianas Cuento: «El pájaro del alma»

La persona está formada por diferentes dimensiones o aspectos fundamentales:
el cuerpo, la inteligencia, la afectividad, la individualidad, la sociabilidad y la espiritualidad.
El siguiente cuento enseña la importancia de desarrollar la dimensión espiritual: escuchar y cuidar la propia alma para ser más feliz con Dios, con los demás, consigo mismo y con la naturaleza.
1.1 Cuento: «El pájaro del alma»

En lo más hondo del cuerpo habita el alma. Nadie la ha visto nunca, pero sabemos que existe y que vive en nuestro interior. Dentro del alma, en su centro, está, de pie sobre una sola pata, un pájaro: el pájaro del alma.
Él siente todo lo que nosotros sentimos. Cuando alguien nos hiere, recorre nuestro cuerpo con fuertes dolores. Cuando alguien nos quiere, salta de alegría en nuestro interior. Cuando alguien nos llama por nuestro nombre, presta atención a la voz, para averiguar qué clase de llamada es esa. Cuando alguien se enfada con nosotros, se queda silencioso y triste. Y cuando alguien nos abraza, le hace tanto bien que crece hasta llenar nuestro cuerpo.
El pájaro del alma está hecho de muchos cajones. Cada uno está cerrado por una llave especial. Y solamente él puede abrirlos con su otra pata.
Él tiene cajones para todo lo que sentimos: ¡Un cajón para cada sentimiento!
Un cajón para la alegría y un cajón para la tristeza. Uno para la envidia y otro para la esperanza. Uno para la decepción y otro para la desesperación. Uno para la paciencia y otro para la impaciencia. Un cajón para el odio y otro para el enfado. Uno para la pereza, otro para nuestro vacío y otro para los secretos más ocultos.
Y hay más cajones. Cada persona puede añadir todos los que quiera. También, puede elegir y decirle qué llaves girar, y qué cajones abrir. Pero, a veces, es el pájaro quien decide. Por ejemplo, cuando la persona quiere callar y le ordena abrir el cajón del silencio; pero el pájaro abre el cajón de la voz, y la persona habla sin parar.
Cada persona es diferente por el pájaro del alma que lleva dentro.
Un pájaro abre cada mañana el cajón de la alegría, y la alegría se desparrama por el cuerpo, y la persona se siente feliz. Otro pájaro, en cambio, abre el cajón del enfado, y la persona se siente enfadada. Un pájaro que se siente mal abre cajones desagradables. Un pájaro que se siente bien elige cajones agradables. Por ello, hay que cuidarlo y escucharlo atentamente. Él nos llama. Desea ser nuestro amigo. Pero pocas veces lo escuchamos y vivimos como si no existiera. Hay quien se hace amigo del pájaro. Hay quien lo cuida y lo escucha a menudo. Hay quien rara vez lo escucha. Hay quien ni siquiera cree que exista. Por eso, si queremos encontrar la verdadera felicidad, es
conveniente, en el silencio de la noche, escuchar al pájaro del alma que habita en nuestro interior.
(Adaptación de El pájaro del alma, de Mijal Snunit. FCE, México, 1993).

1 ¿Qué es el alma? ¿Y el «pájaro del alma»? ¿Dónde vive?
2 ¿Por qué es importante escuchar y ser amigo del «pájaro del alma»?
3 ¿Qué frase o parte del cuento te gusta más? ¿Por qué?
4 ¿Qué te enseña este cuento?
5 Prepara un debate siguiendo estos pasos:
a) Escribe, en un papel y de forma anónima, un buen sentimiento para ser feliz. Y en otro papel, un sentimiento negativo.
b) Deposita cada papel en una caja diferente.
c) Cuando estén dentro los papeles de todos los compañeros, elige uno bueno y otro malo, y léelos en voz alta.
6    Después de leer todos los papeles, participa en el debate contestando a las preguntas:
a) ¿Cuáles son los tres mejores sentimientos que debemos desarrollar para ser felices? ¿Y
cuáles debemos evitar? ¿Por qué?
b) ¿Qué podemos hacer para ser amigos de nuestro «pájaro del alma» y hablar con él?

3 thoughts on “2º eso: T.1.1: Experiencias humanas y cristianas Cuento: «El pájaro del alma»

  1. La espiritualidad es la dimensión
    no corporal e interior del
    ser humano. Es su alma. Se compone
    de conciencia, fe, imaginación,
    religiosidad, meditación,
    oración, experiencias de Dios…
    • La palabra alma significa aire,
    aliento, viento y espíritu. En la
    Biblia, representa lo más íntimo
    y valioso de la persona. Para la
    Iglesia, el alma espiritual es la dimensión
    espiritual. Es inmortal,
    sobrevive al cuerpo y, en la resurrección
    final, se unirá al cuerpo
    glorioso o espiritual de cada
    ser humano. «El alma es lo que
    hace a cada hombre ser hombre:
    su principio vital espiritual,
    lo más íntimo de su ser. El alma
    es la causa de que el cuerpo
    material sea un cuerpo humano
    vivo. Por el alma, el hombre
    es el ser que puede decir “Yo”
    y existe ante Dios como individuo
    inconfundible. (…) El alma
    humana es creada directamente
    por Dios y no “producida” por
    los padres». (YOUCAT. Catecismo
    Joven de la Iglesia Católica,
    2011, n.os 62-63).

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  2. tema 1.2: Dios, persona y religión
    Actualmente, la dimensión del ser humano que más se valora es la
    corporal: el culto del cuerpo, el consumismo, el egoísmo y el placer
    inmediato. Y se da poca importancia al desarrollo de la dimensión
    espiritual (el alma, la vida interior, etc.).
    Por ello, muchas personas se deshumanizan y viven como si no tuvieran
    alma o no fueran criaturas de Dios. Y otras rechazan el origen
    divino del ser humano.
    2.1 La persona ha sido creada a imagen de Dios
    El ser humano es creado por Dios, libre e inteligente y a su imagen y
    semejanza. Por ello es una criatura con un origen divino y la única que
    puede conocer y amar a su Creador. Esta condición y este origen le
    dan una dignidad única y una posición privilegiada en la Creación, que
    le hace diferente de los animales y de todos los demás seres vivos.
    «El hombre es la cumbre de la Creación, porque Dios lo creó a su
    imagen. (…) El hombre debe honrar al Creador en las criaturas y tratarlas
    con cuidado y responsabilidad. Los hombres, los animales y las
    plantas tienen el mismo Creador, que por amor los llamó a la existencia.
    Por ello el amor a los animales es profundamente humano. (…) A
    diferencia de los seres inanimados, de las plantas y de los animales,
    el hombre es una persona dotada de espíritu. Esta característica lo
    vincula más a Dios que a las demás criaturas visibles». (YOUCAT. Catecismo
    Joven de la Iglesia Católica, 2011, n.os 56, 57 y 58).

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